El relato: una adaptación velada de Drácula
El guion, escrito por Henrik Galeen (el mismo que escribió y dirigió la magnífica The Golem), sigue la estructura básica de la novela de Bram Stoker, aunque con cambios significativos para evitar problemas de derechos de autor (que, irónicamente, la viuda de Stoker detectó y llevó a juicio, ordenando la destrucción de varias copias de la película). En lugar del Conde Drácula, tenemos al terrorífico Conde Orlok (Max Schreck), un vampiro que acecha desde un castillo en los Cárpatos y que, al viajar a Alemania, lleva consigo la peste y la muerte. Tenemos por tanto a la representación del mal en el personaje.![]() |
Thomas Hutter - Nosferatu (1922) |
El elemento de la peste es una de las innovaciones más interesantes del film, que vincula al vampirismo con una amenaza epidémica en lugar de enfocarse únicamente en la seducción y la aristocracia decadente del personaje de Stoker.
Un estilo visual icónico y perturbador
La estética de Nosferatu es una de las claves de su impacto. A diferencia de otras películas expresionistas alemanas como El gabinete del Dr. Caligari (1920), que usaban decorados artificiales y distorsionados, Murnau opta por rodar en locaciones reales, lo que le otorga a la película una sensación de realismo macabro. Sin embargo, sigue habiendo un fuerte juego con las sombras y la iluminación contrastada, elementos claves del expresionismo. Son estas sombras y claros, los que de forma metafórica también ayudan a comprender la dualidad del mal frente al bien. La luz termina con el mal, que siempre se esconde en las sombras.
Uno de los momentos más icónicos de la película es la escena en la que Orlok sube lentamente unas escaleras, proyectando su espeluznante sombra sobre la pared. Este tipo de imagen, donde el horror del personaje se sugiere a través de la silueta y no solo por la criatura en sí, se convirtió en un recurso recurrente en el cine de terror posterior.
Max Schreck y la creación del monstruo vampírico
El Orlok de Max Schreck es radicalmente distinto de las representaciones posteriores del vampiro. Mientras que Drácula en la novela y en futuras películas es un aristócrata seductor y elegante, Orlok es una criatura inhumana: tiene las orejas puntiagudas, los dedos largos y garras, sus ojos están hundidos y un caminar rígido y antinatural, loe confieren un aire inhumano. Su imagen remite más a un cadáver reanimado que a un ser de seducción nocturna. Su simple presencia aterroriza, la del Conde Drácula encandila. Esta decisión estética influenció enormemente la manera en que el cine retrataría a los vampiros como monstruos incontrolables. Aunque posteriormente la imagen del vampiro regresaría a una estética más elegante (como en Drácula de Tod Browning con Bela Lugosi), el aspecto cadavérico de Orlok influyó en otras interpretaciones, como Salem’s Lot (1979), donde el vampiro Kurt Barlow se asemeja más al Nosferatu de Murnau que al Drácula clásico.El legado en el cine de vampiros
El impacto de Nosferatu se siente en prácticamente todas las películas de vampiros posteriores:
Drácula (1931) de Tod Browning: Aunque el Conde Drácula de Lugosi es más refinado, la estructura narrativa de Nosferatu inspiró muchas de sus escenas, incluyendo la llegada del vampiro en barco y la atmósfera gótica de la película.
Nosferatu, el vampiro de la noche (1979) de Werner Herzog: Este remake es una reimaginación directa del film de Murnau, con Klaus Kinski interpretando una versión más trágica y melancólica de Orlok, enfatizando el vampirismo como una maldición y no solo como una fuente de horror.
La Sombra del Vampiro (2000) de E. Elias Merhige: Una película que juega con la idea de que Max Schreck era un vampiro real, mostrando la filmación de Nosferatu como un proceso en el que el director sacrificó todo por la autenticidad.
Salem’s Lot (1979): Basada en la novela de Stephen King usa un diseño de vampiro fuertemente influenciado por Orlok, con un rostro pálido, ojos brillantes y rasgos animalescos.
El cine de terror en el SXXI: La estética cadavérica y la mitología del vampiro como una criatura más allá de la humanidad han permeado películas contemporáneas como Déjame entrar (2008) o incluso series como The Witcher, donde algunos monstruos recuerdan a Orlok más que a Drácula. También los vampiros de 30 días de Oscuridad se inspiran en este tipo de personaje vampírico. Por supuesto, también el remake de Robert Eggers que tengo en la lista de pendientes.
Más de cien años después de su estreno, Nosferatu sigue siendo una de las películas más inquietantes de la historia del cine. Su atmósfera, su estética y su construcción del vampiro como un monstruo más que como un aristócrata refinado han influenciado a generaciones de cineastas. El mal no se disfraza, muestra su rostro y su cuerpo de forma real.
Si bien Bela Lugosi y Christopher Lee redefinieron al vampiro en su versión más seductora, la presencia espectral y cadavérica de Orlok nunca ha desaparecido del imaginario cinematográfico. Cada vez que vemos a un vampiro de piel pálida y ojos hipnóticos acechando en la noche, es inevitable recordar la silueta de Orlok ascendiendo lentamente las escaleras, una imagen que permanece impresa en la memoria del cine de terror. Imperecedera como los vampiros.
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