Vértigo (1958): amor enfermizo
El cine es uno de los grandes entretenimientos de la humanidad desde hace más de 100 años. Algunas películas entretienen sin más y un vez vistas se olvidan rápidamente. Otras películas no entretienen gran cosa, pero su calidad compensa esa parte digamos más aburrida. La fórmula ideal es una película que entretenga y que además no se olvide por su gran calidad artística y por la fuerza de su historia. Para cumplir esta última condición Dios creó a Alfred Hitchcock. Fue el cineasta que mejor supo entender al público, creando obras profundamente entretenidas pero con mucho más detrás de ellas que mero entretenimiento. En el caso de Vértigo (1958) el director británico supo perfectamente compaginar la intriga, con el misterio paranormal, la intriga y el amor, un amor algo enfermizo, pero amor. La película narra los problemas de un detective que debe dejar la policía debido al vértigo que sufre, el cual ha costado ya la vida de un agente de policía. Aprovechando esta situación de retiro, un