Espejos acústicos en la Primera Guerra Mundial: detectar aviones enemigos amplificando sus sonidos

Como en cualquier actividad humana, incluida la guerra que no deja de ser innata al propio hombre, la tecnología y los artilugios necesarios para realizarla van cambiando y mejorando poco a poco. En la Primera Guerra Mundial la aviación comenzó a tomar un papel en las guerras modernas, utilizados para mapear al enemigo, conocer sus posibles estrategias y movimientos, y para algunas misiones más incluidos los bombardeos. Detectarlos a tiempo era importante para poder preparar las defensas antiaéreas y poder hacerles frente.

Los espejos de sonido fueron dispositivos acústicos diseñados para detectar la aproximación de aviones antes de la invención del radar. Fueron utilizados principalmente por el Reino Unido desde la Primera Guerra Mundial hasta principios de la Segunda Guerra Mundial. Se utilizaban para poder amplificar los sonidos de los motores de los aviones alemanes y de esa forma anticiparse unos minutos a la llegada de los mismos a la costa británica. Al poco tiempo de empezada la Segunda Guerra Mundial está tecnología quedó obsoleta y fue rápidamente superada por el radar, también desarrollado por los ingleses.

¿Qué eran y cómo funcionaban?

Los espejos de sonido eran estructuras de hormigón, con formas cóncavas diseñadas para captar y amplificar las ondas sonoras provenientes del cielo. Funcionaban de manera similar a como lo hace un reflector parabólico, pero en lugar de captar la luz, lo que hacían era concentrar el sonido en un punto específico donde se colocaban micrófonos o personas con auriculares y tubos de escucha. Los operarios tenían que tener el oído muy bien entrenado para distinguir bien la naturaleza de cada sonido. Estos espejos podían tener forma parabólica o como un gran muro de hormigón. Se orientaban a diferentes alturas para poder captar el sonido de los aviones que se aproximaban en diferentes posiciones. Funcionaban con un principio similar al de los telescopios parabólicos o los radares modernos, pero con ondas sonoras en lugar de electromagnéticas.

Había varios tipos de espejos de sonido

  1. Placas verticales grandes (planas o ligeramente curvadas, de hasta 60 metros de largo).
  2. Estructuras parabólicas circulares (de entre 4 y 9 metros de diámetro).
  3. Espejos cóncavos gigantes de hasta 200 toneladas.

El principio detrás de su funcionamiento era que el sonido de los motores de los aviones era captado y enfocado en un solo punto o en un área relativamente pequeña, permitiendo que los operadores humanos los escucharan antes de que fueran visibles. Se podían detectar a una distancia de 20-30 km. Pero el problema es que dependiendo del viento, la presencia de nubes, la cantidad de aviones, etc. su precisión dejaba bastante que desear.

Algunos de estos dispositivos todavía existen en la costa británica del Canal de la Mancha, como en Denge, Kent, donde se pueden ver varias de estas estructuras de hormigón.

Aunque fueron una solución tecnológica que se desfaso relativamente rápido, los espejos de sonido marcaron un paso importante en la detección temprana de amenazas aéreas y fueron un precursor de las tecnologías de radar que cambiarían la guerra moderna. En esto Inglaterra fue tecnológicamente superior a los alemanes.



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