26 de mayo de 2025

A veces las películas se pierden: el caso de El Muchacho Azul (1919) de Friedrich W. Murnau

Conservar una película antigua no ha sido fácil. Hasta que llegaron los medios de digitalización, las películas se podían estropear por la humedad, un incendio, etc. El cineasta  Friedrich W. Murnau fue uno de los autores más influyentes en la historia del cine, con películas tan importantes como Nosferatu (1922) o Amanecer (1927). Como todo director tuvo su ópera prima en El Muchacho de Azul (1919) (Der Knabe in Blau, en el original alemán). Por desgracia solamente se conservan unos pocos fotogramas de esta película 

Actualmente, la película se considera perdida, aunque en el archivo cinematográfico de la Deutsche Kinemathek posee 35 pequeños fragmentos que varían entre dos y once fotogramas de duración. Auténticos incunables del cine. La obra se inspira en el retrato creado por el pintor inglés del S.XVIII Thomas Gainsborough y en la novela El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.

Argumento

Thomas von Weerth (Ernst Hofmann) es un aristócrata arruinado que vive en su castillo junto a su viejo sirviente (Karl Platen). Su única posesión valiosa es un cuadro de un antepasado suyo (similar a El niño azul de Thomas Gainsborough), en el que su ancestro aparece con una gigantesca esmeralda. Según la leyenda familiar, la esmeralda está maldita, por lo que el hijo del ancestro la escondió en algún lugar del castillo para detener la maldición. Weerth ha pasado años buscándola para intentar salir de su ruina económica. Una noche, Weerth sueña que su antepasado sale del cuadro y le muestra dónde está la esmeralda. A la mañana siguiente, Weerth se dirige al lugar indicado en el sueño y, efectivamente, encuentra la joya. Su sirviente le ruega que la deseche, pero él se niega, es la oportunidad de su vida para escapar de la situación de pobreza en la que se encuentra. Esa misma noche, una banda de gitanos errantes llega al castillo. Cantan, bailan y representan pequeños espectáculos para von Weerth, quien se enamora perdidamente de una joven gitana rubia (Blandine Ebinger). Mientras ella lo mantiene embelesado, el resto de los gitanos roban la esmeralda, saquean por completo el castillo y finalmente le prenden fuego. La gitana se ríe mientras huye con sus compañeros. Von Weerth cae gravemente enfermo. Sin embargo, una joven actriz gitana (Margit Barnay), que se había enamorado de él, regresa, lo cuida hasta que se recupera y terminan enamorándose.

Un argumento sencillo, por desgracia no tendremos ya la oportunidad de disfrutar de esta obra del mítico directos alemán.



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