Hollywood se enfrenta a un problema, que sucede en cualquier arte humana y es que el paso del tiempo termina consumiendo muchas ideas. Un Lugar Tranquilo (2018) fue una de las mejores películas de terror de los últimos años, y su secuela mantuvo un cierto nivel, lo que no es fácil. Pero claro, hay una franquicia y hay que seguir con ella, Hollywood es así, exprime las naranjas hasta la cáscara, y claro, el zumo termina amargando. El elemento clave de la primera película era la sorpresa, había que mantener el silencio ¿por qué? se descubrió en los primeros minutos, magistrales, de la película. Esa sorpresa ya quedó desvelada y hacer que segundas partes o precuelas mantengan el nivel alto se hace muy complicado.
Es el fin del Mundo, se acabaron las personas, se acabó Nueva YorkHoy traigo la precuela de Un Lugar Tranquilo, es decir Un Lugar Tranquilo: Día 1, como su título indica empezamos en el día en que todo se tuvo que convertir en silencio ¿dónde? en un lugar muy ruidoso: la ciudad de Nueva York. La película explora el personaje de Sam (muy bien interpretado por Lupita Nyong'o), que enferma terminal se enfrenta a sus últimos días de vida. Ella hace una visita a la ciudad de Nueva York, con tan mala suerte que es el mismo día en que todo comienza, el principio del final. La primera parte de la película es interesante, con imágenes que nos recuerdan el fatídico 11S. La dirección de Michael Sarnoski es aceptable, pero no llega ni de lejos a la gran dirección de John Krasinski en las otras dos películas. Después, la película se vuelve algo pesada, cae en un cierto absurdo en el que los dos protagonistas parece que se quieren suicidar al intentar ir a buscar un trozo de pizza -sí, suena ridículo pero es así- en la dirección contraria a la salvación. Además, el protagonista masculino -Joseph Quinn- también se juega la vida por un gato y representa a un personaje miedoso -muy bien interpretado- que termina siendo valiente muy a su pesar. La historia entretiene, que no es poco, está rodada de forma aceptable y con cierto buen ritmo. Pero no termina de convencer, el paseo de los dos protagonistas por Nueva York no se justifica por un pedazo de pizza, por muy buena que esta sea: señores guionistas, dejen los estupefacientes y aterricen en la Tierra. Hay que ser más serios con las tramas.
Se trata en definitiva de una película muy pasable, que era absolutamente innecesaria. Se pasa el rato, pero se olvida pronto. Dejemos las grandes obras donde están, no hagamos más "el Alien" como Scott, por favor.
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