La serie Walking Dead, basada en un comic escrito por Robert Kirkman y dibujado por Tony Moore, ha sido un hito en la historia de la televisión. A pesar del bajo nivel de la últimas temporadas, siempre quedará en la historia de las series las primeras temporadas, siendo el primer capítulo un ejemplo de lo que es el cine (una serie no deja de ser una película larga vista por trozos). De este universo han surgido varias series, o spin-off, entre ellos la del personaje Daryl Dixon. En la serie original, Daryl es introducido como el hermano menor de Merle Dixon, un hombre impulsivo y violento. En contraste, Daryl es más reservado, aunque muestra una actitud agresiva y desconfiada, influenciada por su relación con su hermano y su pasado difícil. A medida que la serie avanza, Daryl evoluciona de ser un solitario hosco a un miembro leal y esencial del grupo liderado por Rick Grimes. Su crecimiento emocional lo lleva a establecer fuertes lazos con otros personajes, como Carol Peletier y Beth Greene. Tras la partida de Rick en temporadas posteriores, Daryl asume un papel más destacado como líder, guiando al grupo con pragmatismo y empatía, aunque manteniendo su estilo reservado. En el spin-off, Daryl aparece en las costas francesas, y la primera temporada se centra en descubrir qué hace allí y cómo puede volver a su casa. La serie muestra una Francia postapocalíptica muy interesante, y en lugar de centrarse en la acción (tiene también, y buena), se centra en los personajes, y en la lucha de todos ellos por sobrevivir a los muertos vivientes, y tal vez de los que son peores, algunos de los que continúan vivos.
En la segunda temporada aparece Carol (la actriz Melissa McBride), la cual ha conseguido llegar desde USA hasta Francia (no diré más). Ella se une a nuestro héroe para intentar regresar a su hogar. De nuevo, el ambiente apocalíptico de una Francia destruida por los caminantes está muy conseguida. Buenas aventuras, con su dosis de acción. Muy decente segunda temporada.
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