Perversidad (1945): Dios creó a Fritz Lang y el cine se convirtió en eterno

Fritz Lang es uno de los mejores directores de la historia del cine. Creador de maravillas como Metrópolis (1927) y M, el vampiro de Düsseldorf (1931), llevó su visión pesimista del mundo al cine negro estadounidense con Perversidad (Scarlet Street, 1945). Basada en la novela La Chienne de Georges de La Fouchardière (adaptada previamente por Jean Renoir en 1931), la película es una de las más representativas del género, fusionando el expresionismo alemán con la desesperanza característica del cine noir o cine negro. El término “cine noir” nace de una colección de novelas policíacas publicada en los años 40 por la editorial Gallimard denominada Série noire. Los críticos de cine tomaron inspiración de esta colección para hablar acerca de este género cinematográfico muy similar a esa colección de novelas.

La película está protagonizada por Edward G. Robinson, un actor icónico del Hollywood clásico que, a pesar de su imponente presencia en películas de gánsteres como Little Caesar -
Hampa Dorada (1931), aquí interpreta a un hombre pusilánime y manipulable. Le acompañan Joan Bennett, en el papel de la femme fatale, y Dan Duryea, como el villano cínico y oportunista. La fotografía en blanco y negro de Milton R. Krasner refuerza la sensación de fatalidad, con un uso magistral de sombras y claroscuros que subrayan el descenso del protagonista a los infiernos. Pocas veces se ha reflejado también la manipulación que una mujer puede hacer sobre un hombre.

A diferencia de otras películas de cine negro en donde los protagonistas suelen ser detectives endurecidos o criminales ambiciosos, Perversidad se centra en un personaje más cotidiano: Christopher Cross (Edward G. Robinson), un humilde cajero de mediana edad con talento para la pintura, atrapado en un matrimonio infeliz. Su vida cambia al conocer a Kitty March, una mujer joven y seductora que, junto a su novio Johnny Prince, lo manipula para sacarle dinero. Creyendo que Kitty está enamorada de él, Christopher se ve envuelto en una serie de engaños que culminan en tragedia.

Uno de los aspectos más notables de Perversidad es su representación de la femme fatale. Kitty March no es una villana astuta o maquiavélica como otras mujeres fatales del cine negro. Se trata de una joven egoísta, superficial y cruel que explota la ingenuidad de Christopher sin ningún remordimientos. Su relación con Johnny Prince es igualmente tóxica: un hombre violento y manipulador que la utiliza tanto como ella a Christopher. Viendo a estos personajes el espectador se da cuenta del nivel de depravación moral que alcanzan.

La figura de Christopher Cross es la antítesis del héroe tradicional. No es un hombre fuerte o astuto, sino un soñador ingenuo, atrapado en una vida gris de la que cree que puede escapar a través del amor y el arte. Su progresivo deterioro psicológico es el núcleo del film, y Edward G. Robinson lo interpreta con un gran nivel de realismo.

El director de origen austriaco, con una larga tradición de cine, impregnado siempre de una cierta visión sombría del mundo, utiliza esta película para criticar la hipocresía social y la falsa promesa del sueño americano. Christopher es un hombre que sigue las reglas, trabaja duro y es honesto, pero eso no le asegura una vida feliz. En contraste, los personajes más cínicos y amorales parecen prosperar o al menos evitar el castigo inmediato. Como vemos pura actualidad y es que el buen cine siempre es eterno.

No seguir que se destapa el desenlace.

El final es especialmente desolador ya que el protagonista, arruinado tanto física como mentalmente, se convierte en un vagabundo atormentado por la culpa. En un giro irónico y cruel, los verdaderos culpables nunca son castigados legalmente, pero su propia naturaleza destructiva los lleva a su perdición. Lang nos muestra un mundo donde la justicia es arbitraria y la moralidad, una ilusión.

Perversidad es una de las películas más nihilistas del cine negro. A diferencia de otros filmes del género, donde los protagonistas pueden hallar algún tipo de redención o justicia, aquí solo hay desesperanza. Su impacto en el cine fue significativo, sirviendo de modelo para otras películas de cine negro con protagonistas frágiles y finales devastadores, como La jungla de asfalto (1950). El film también consolidó a Fritz Lang como uno de los grandes autores del cine negro. Su habilidad para combinar el expresionismo con el fatalismo se refleja en cada encuadre, y su mirada pesimista sobre la sociedad sigue resonando en la actualidad.

En definitiva, Perversidad no es solo una película de cine negro de gran calidad, es también una obra maestra que encapsula la esencia más sombría del género: un mundo sin escapatoria, donde la tragedia es inevitable y la perversidad humana, ineludible. Imprescindible en la filmoteca.




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