La Primera Guerra Mundial: cuando el mundo cambia y los que mandan no quieren verlo

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Primera Guerra Mundial (Fuente Wikipedia)
El 28 de julio de 1914 el ejercito del Imperio Austrohúngaro intentó la invasión de Serbia. El Imperio Austrohúngaro alegó para la invasión que detrás del asesinato del heredero de dicho imperio (y su señora esposa) -el 28 de junio del mismo año- se encontraba el gobierno de Serbia. En una muestra de infinito supremacismo del emperador Francisco José I de Austria y sus mariscales, que pensaban que en unos pocos días invadirían Serbia para resarcir la afrenta causada. Nada más lejos de la realidad, los serbios se defendieron como jabatos. Ésto -que podría haber quedado en un enfrentamiento regional- terminó en probablemente el enfrentamiento más cruento al que la humanidad entera ha asistido nunca (la Segunda Guerra Mundial la podemos incluir en esta, solamente pasaron un par de décadas y fue la causa de una guerra mal cerrada). El Imperio Ruso, aliado de Serbia, posicionó sus tropas en la frontera del Imperio Austrohúngaro. El Imperio Alemán, que era aliado de los austrohúngaros, amenazó a Rusia, que a su vez era aliado de Francia. Los alemanes, en otro alarde de supremacismo (es decir de desprecio por la valía de otros pueblos) al que nos suele tener acostumbrados desde su formación tardía como nación (algunos pueblos ya pasamos por este tipo de calentones hace muchos siglos) se enfrentó a Francia, pero no se le ocurrió otra cosa que pasar por la neutral Bélgica y Luxemburgo, que habían sido puestas allí para dificultar a Alemania el camino a Francia y a Inglaterra. Ésta última, como no, también se metió en el ajo ya que al Imperio Británico también le gustaba mucho eso de mirar por encima del hombro al resto de la humanidad. Total ya teníamos el lío en Europa (otra vez más). Encima hay que indicar que la mayoría de los emperadores y reyes de estos paises eran familiares. Hasta aquí otra guerra europea más, el problema es que era 1914, y el mundo estaba cambiando rápidamente y la tecnología empezaba a imponerse en el día a día con una industria caracterizada por una producción masiva en cadena. Los nuevos avances técnicos lógicamente no tardaron en incorporarse al horrendo mal llamado arte de la guerra. La guerra del S.XIX (y anteriores) había consistido en un enfrentamiento directo (cuerpo a cuerpo) entre ejercitos que se disponían en el campo de batalla -con especial protagonismo de la caballería- cargaban, se daban de leches un rato, mataban a unos cuantos miles y para atrás hasta la próxima, si la cosa se veía chunga a rendirse y mañana paz y después gloria. El problema de la Guerra Mundial o Gran Guerra fue que los mariscales y demás mandos procedían de academias militares con una visión antigua de la guerra, y su experiencia en el campo de batalla era de batallitas como las que he explicado. Pero como digo en el título, el mundo estaba cambiando, rifles con distancias de 300 metros, francotiradores, ametralladoras, artillería pesada, armas químicas, tanques, granadas de mano, piezas de artillería que lanzaban bombas que al explotar en el aire producían una lluvia de bolas de plomo, aviones, zepelines, lanzallamas, etc. el listado de armas es interminable. Los alemanes fueron especialmente avispados en el desarrollo de este tipo de abominables armas y el resto le siguió en la carrera armamentística. Por ejemplo, la máscara de gas fue eficazmente desarrollada por Alemania (goma y carbón activo), mientras que los franceses utilizaban algodones y un trapo con orina del propio soldado (si como suena) como ineficiente protección, y los ingleses una especie de saco que impedía respirar a los soldados. El frente occidental fue especialmente cruento, cuando en él se estabilizaron los dos frentes en un interminable línea de trincheras (más de 800 kilómetros), con alambre de espino y piezas de artillería, de tal manera que cualquier ataque suponía una carnicería, ya que consistían en hombres corriendo hacía las trincheras enemigas tras el toque de silbato con rifles con una bayoneta calada (la cual no dejaba de ser otro símbolo de un tipo de guerra ya pasada), uniformes poco adecuados para correr (lanas, algodones, botas pesadísimas, etc.), y un campo lleno de socabones, alambres de espinos y barro, mucho barro. Al otro lado esperaban nidos de ametralladoras disparando como si de una fería se tratara. Los resultados desastrosos. Mientras tanto, los que tomaban las decisiones, muy alejados del frente, alojados en cómodos palacios y villas en función de su rango militar, y bien alimentados, ordenaban una y otra vez asaltos para que jóvenes de sus naciones dieran su vida para defender imperios que ya estaban prácticamente muertos. Uno de estos individuos fue "El Carnicero de Somme", es decir el mariscal de campo Douglas Haig (que era inglés, pero hay ejemplos en los dos bandos). Él -curtido en las batallitas de las de antes- aplicó una y otra vez las cargas de soldados sobre la línea de trincheras enemigas, previa descarga de artillería sobre el enemigo. Ésta última hacía poco daño al sistema de trincheras elaboradas y resistentes de los alemanes, tras terminar las descargas de artillería y entre que calamos bayoneta y nos tomamos el té, los alemanes salían de sus agujeros hormigonados, colocaban sus ametralladoras MG08 y a matar hombres como si fueran moscas. Un error se puede cometer una vez -lo que podría ser humanamente comprensible- pero el tal Haig repetía la jugada una y otra vez, de tal manera que en la batalla de Somme causó la muerte de más de 300.000 hombres y muchisimos más heridos (la mayoría de ellos con horrendos daños), llegando hasta un millón de afectados entre muertos y heridos. El resultado fue que el tal Somme fue premiado por Jorge V con su nombramiento como Conde de Haig. En fin sin comentarios. Se podrían contar infinidad de aspectos de esta guerra, lo más lamentable es que la humanidad repitió la jugada (a una escala más brutal en lo que se refiere a muertos, tal vez no en el tipo de frente de guerra para los soldados, aunque la guerra en Asia fue especialmente cruenta) escasamente 20 años después, también iniciada por Alemania.
Todo este rollo es para indicar que el cine ha reflejado muy bien este sin sentido, y os quería dejar una de las que considero mejores para entender esta guerra: "Senderos de Gloria" (Paths of Glory) 1957 de Stanley Kubrick, y con un papelón de uno de los mejores actores -por fortuna todavía vivo (102 años)- Kirk Douglas en el papel de Coronel Dax. Tras una ofensiva del ejercito francés para tomar la colina de las hormigas, la cual termina en desastre, el principal responsable del fracaso (los que estaban en su palacios alejados del frente como comentaba más arriba) monta un consejo de guerra y busca a tres soldados para fusilar y que esto sea escarmiento para el resto. El papel de Douglas es absolutamente espectacular en la defensa de los soldados. Una peli imprescindible.


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