Sobre las normativas anti COVID y la obsesión de las autoridades por amargarnos la vida

Es curioso lo que sucede en España. Tenemos un gobierno central con un parlamento que representa la soberanía nacional. Además, cada grupito de provincias, en ocasiones solo una, forma Comunidades Autónomas. Éstas tienen a su vez sus presidentes y sus parlamentos, los cuales no representan ninguna soberanía. Con la pandemia, todos ellos se ha puesto a legislar como autenticas máquinas desbocadas. Como es lógico, cuando las cosas se hacen rápido y sin la más mínima intención de coordinarse el resultado es un caos. Para que las leyes-normas funcionen y se puedan cumplir deben ser pocas, claras y se tiene que hacer un gran esfuerzo para darlas a conocer a los ciudadanos que deben cumplirlas. No voy a entrar en los desprecios por parte de nuestros dirigentes a todos los españoles al tratar a los extranjeros de forma muy superior a los nacionales (a estos últimos se les niega un derecho básico a la libre circulación, mientras que a los primeros no, a ambos hay que tratarlos por igual). Las contradicciones son absolutas, si voy andando por la calle tengo que llevar mascarilla pero si voy corriendo no, en la casa de uno solo pueden estar convivientes pero dentro de un bar pueden estar ciento y la madre, me puedo ir de Albacete a Guadalajara pero no de Guadalajara a Madrid, se puede asistir a un concierto con 5000 personas todas pegadas pero a un gimnasio no, etc. etc. Señores legisladores, todo esto causa hastío y repulsa por las normas, cuando no son lógicas terminan por no cumplirse y si además se cambian a diario menos aún. ¿Qué pasaría si cada día que cogemos el coche se cambiarán radicalmente los límites de velocidad en las carreteras? ¿o se cambiara el significado de las señales de tráfico cada semana? Verdad que a nadie se le ocurriría, pues con la COVID está sucediendo eso. Señores el virus es el mismo (salvo pequeñas mutaciones), por tanto las normas deben ser las mismas. Las medidas de prevención son claras: hay que evitar que la gente se junte. Es simple, nada de conciertos, fútbol, mítines políticos, elecciones, etc. hasta que toda la población este vacunada.




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