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29 de abril de 2021
Los datos hay que relativizarlos, de lo contrario no se pueden comparar
4 de abril de 2021
Cuando en España plantar árboles suponía matar pueblos: el caso de Jócar (Guadalajara)
Cualquiera que lea el título del post pensará que el autor se ha vuelto loco o que lo ha escrito bajo los efectos del alcohol. Nada más lejos de la realidad, intentaré demostrar mi cordura y sobriedad. La Sierra Norte de Guadalajara es un territorio extenso y de indudable belleza paisajística. Sus valores ecológicos has hecho que fuera declarado Parque Natural en 2011. No obstante, en gran parte del siglo pasado (y de los anteriores) los pueblos y sus gentes tenían que hacer frente a una tierra pobre y un clima extremo, intentando obtener de esa tierra el sustento. Eran numerosos los pueblos y también su población (en comparación con la situación actual). Durante los años 70 se creó en España un organismo denominado eufemísticamente como Instituto Nacional de Conservación de la Naturaleza (ICONA), el cual sustituyó a la antigua Dirección General de Montes. El ICONA, dominado por ingenieros y tecnócratas cuyos conocimientos de ecología y conservación de la naturaleza eran -por ser generosos- escasos, comenzaron su labor de "forestación" de algunas zonas de España. Entre esas zonas, una de "las agraciadas" fue la Sierra Norte de Guadalajara.
Esta zona tenía su vegetación autóctona y las formas tradicionales de ganadería y agricultura (ésta última escasa, debido a la dureza del clima y el terreno), las cuales habían funcionado durante décadas en un cierto equilibrio con el medio. Pero esta situación cambió, unos tecnócratas con sus tiralíneas desde despachos alejados del terreno decidieron que esa vegetación no era productiva y había que destruirla y cambiarla por plantaciones monoespecíficas de pinos y alguna que otra arizónica. Hasta aquí el crimen ecológico puede entenderse, ya que hablamos de una época de escasez o de falta de producción de madera, pero es que no contentos con esto también decidieron eliminar -sí esa es la palabra- un conjunto de municipios de la zona. Y esa eliminación fue completa, se expropiaron viviendas expulsando a sus dueños y los edificios abandonados fueron literalmente bombardeados por el Estado. Sí, bombardeados, para evitar que alguno de sus legítimos dueños o sus descendientes pudieran recuperarlos. Este fue el caso de Jócar, del que hoy solo queda en pie el cementerio y una fuente. A esta última, los años y la desidia le han abocado a un estado de cuasi destrucción. Otros municipios corrieron similar suerte: Fraguas, Santotis, Umbralejo, Robredarcas, etc.
Por desgracia, el Estado parece no rectificar y ahora en sus 17 hijas, las CC.AA, continúa actuando como el perro del hortelano: cuando alguien quiere revivir algún pueblo, se lo pone difícil si no hay una buena inversión de dinero del que pueda sacar algo. Este sería el caso de Fraguas.Por fortuna, en las últimas décadas algo hemos aprendido y cada vez más la gestión de la conservación de la naturaleza recae en personas con una formación adecuada en ecología, y eso poco a poco se tiene que notar.
Os dejo algunas fotos de lo que queda de este pueblo. Un paseo por sus restos evoca tiempos pasados, que en este caso sí que eran mejores que los actuales.
2 de abril de 2021
Sobre las normativas anti COVID y la obsesión de las autoridades por amargarnos la vida
Es curioso lo que sucede en España. Tenemos un gobierno central con un parlamento que representa la soberanía nacional. Además, cada grupito de provincias, en ocasiones solo una, forma Comunidades Autónomas. Éstas tienen a su vez sus presidentes y sus parlamentos, los cuales no representan ninguna soberanía. Con la pandemia, todos ellos se ha puesto a legislar como autenticas máquinas desbocadas. Como es lógico, cuando las cosas se hacen rápido y sin la más mínima intención de coordinarse el resultado es un caos. Para que las leyes-normas funcionen y se puedan cumplir deben ser pocas, claras y se tiene que hacer un gran esfuerzo para darlas a conocer a los ciudadanos que deben cumplirlas. No voy a entrar en los desprecios por parte de nuestros dirigentes a todos los españoles al tratar a los extranjeros de forma muy superior a los nacionales (a estos últimos se les niega un derecho básico a la libre circulación, mientras que a los primeros no, a ambos hay que tratarlos por igual). Las contradicciones son absolutas, si voy andando por la calle tengo que llevar mascarilla pero si voy corriendo no, en la casa de uno solo pueden estar convivientes pero dentro de un bar pueden estar ciento y la madre, me puedo ir de Albacete a Guadalajara pero no de Guadalajara a Madrid, se puede asistir a un concierto con 5000 personas todas pegadas pero a un gimnasio no, etc. etc. Señores legisladores, todo esto causa hastío y repulsa por las normas, cuando no son lógicas terminan por no cumplirse y si además se cambian a diario menos aún. ¿Qué pasaría si cada día que cogemos el coche se cambiarán radicalmente los límites de velocidad en las carreteras? ¿o se cambiara el significado de las señales de tráfico cada semana? Verdad que a nadie se le ocurriría, pues con la COVID está sucediendo eso. Señores el virus es el mismo (salvo pequeñas mutaciones), por tanto las normas deben ser las mismas. Las medidas de prevención son claras: hay que evitar que la gente se junte. Es simple, nada de conciertos, fútbol, mítines políticos, elecciones, etc. hasta que toda la población este vacunada.
Los pueblos del Viaje a La Alcarria
A finales de la década de los 40, Don Camilo José Cela emprende un viaje por una región que en aquella época era una gran desconocida: La Alcarria en la provincia de Guadalajara. Ese viaje, que para el autor era "un cuaderno de bitácora de un hombre que se aburría en la ciudad", supuso el inicio del descubrimiento para otros españoles y para otros países (el libro se ha traducido a muchos idiomas) de esta región. En su libro, sencillo y directo, se describen los paisajes y paisanajes -sobre todo estos últimos- de La Alcarria. A través de sus líneas nos damos cuenta de la transformación tan profunda que ha sufrido España y el cambio de un mundo rural -que ya casi no existe- a un mundo urbano. Merece la pena repetir el viaje y pasar por los diferentes pueblos que visitó (y por los que no, que también merecen su tiempo). La provincia de Guadalajara siempre le ha estado agradecida a nuestro premio nobel y en los pueblos por los que pasó se le recuerda con una placa. Además, en Torija se puede visitar un museo dedicado a este libro y a su autor.
Para emprender el viaje, lo mejor es tener el recorrido. A continuación os dejo el listado de los pueblos del Viaje a La Alcarria por orden del recorrido de Don Camilo:
Taracena
Valdenoches
Torija
Fuentes de la Alcarria
Brihuega
Villaviciosa
Yela
Valderrebollo
Masegoso
Moranchel
Cifuentes
Gárgoles de Arriba
Gárgoles de Abajo
Trillo
La Puerta
Mantiel
Chillarón del Rey
Durón
Budia
El Olivar
Pareja
Casasana
Córcoles
Sacedón
Auñón
Tendilla
Fuentelviejo
Hueva
Pastrana
Zorita de los Canes
Teniendo ya el listado no hay escusa para no visitarlos todos.