24 de diciembre de 2018

La Primera Guerra Mundial: cuando el mundo cambia y los que mandan no quieren verlo

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Primera Guerra Mundial (Fuente Wikipedia)
El 28 de julio de 1914 el ejercito del Imperio Austrohúngaro intentó la invasión de Serbia. El Imperio Austrohúngaro alegó para la invasión que detrás del asesinato del heredero de dicho imperio (y su señora esposa) -el 28 de junio del mismo año- se encontraba el gobierno de Serbia. En una muestra de infinito supremacismo del emperador Francisco José I de Austria y sus mariscales, que pensaban que en unos pocos días invadirían Serbia para resarcir la afrenta causada. Nada más lejos de la realidad, los serbios se defendieron como jabatos. Ésto -que podría haber quedado en un enfrentamiento regional- terminó en probablemente el enfrentamiento más cruento al que la humanidad entera ha asistido nunca (la Segunda Guerra Mundial la podemos incluir en esta, solamente pasaron un par de décadas y fue la causa de una guerra mal cerrada). El Imperio Ruso, aliado de Serbia, posicionó sus tropas en la frontera del Imperio Austrohúngaro. El Imperio Alemán, que era aliado de los austrohúngaros, amenazó a Rusia, que a su vez era aliado de Francia. Los alemanes, en otro alarde de supremacismo (es decir de desprecio por la valía de otros pueblos) al que nos suele tener acostumbrados desde su formación tardía como nación (algunos pueblos ya pasamos por este tipo de calentones hace muchos siglos) se enfrentó a Francia, pero no se le ocurrió otra cosa que pasar por la neutral Bélgica y Luxemburgo, que habían sido puestas allí para dificultar a Alemania el camino a Francia y a Inglaterra. Ésta última, como no, también se metió en el ajo ya que al Imperio Británico también le gustaba mucho eso de mirar por encima del hombro al resto de la humanidad. Total ya teníamos el lío en Europa (otra vez más). Encima hay que indicar que la mayoría de los emperadores y reyes de estos paises eran familiares. Hasta aquí otra guerra europea más, el problema es que era 1914, y el mundo estaba cambiando rápidamente y la tecnología empezaba a imponerse en el día a día con una industria caracterizada por una producción masiva en cadena. Los nuevos avances técnicos lógicamente no tardaron en incorporarse al horrendo mal llamado arte de la guerra. La guerra del S.XIX (y anteriores) había consistido en un enfrentamiento directo (cuerpo a cuerpo) entre ejercitos que se disponían en el campo de batalla -con especial protagonismo de la caballería- cargaban, se daban de leches un rato, mataban a unos cuantos miles y para atrás hasta la próxima, si la cosa se veía chunga a rendirse y mañana paz y después gloria. El problema de la Guerra Mundial o Gran Guerra fue que los mariscales y demás mandos procedían de academias militares con una visión antigua de la guerra, y su experiencia en el campo de batalla era de batallitas como las que he explicado. Pero como digo en el título, el mundo estaba cambiando, rifles con distancias de 300 metros, francotiradores, ametralladoras, artillería pesada, armas químicas, tanques, granadas de mano, piezas de artillería que lanzaban bombas que al explotar en el aire producían una lluvia de bolas de plomo, aviones, zepelines, lanzallamas, etc. el listado de armas es interminable. Los alemanes fueron especialmente avispados en el desarrollo de este tipo de abominables armas y el resto le siguió en la carrera armamentística. Por ejemplo, la máscara de gas fue eficazmente desarrollada por Alemania (goma y carbón activo), mientras que los franceses utilizaban algodones y un trapo con orina del propio soldado (si como suena) como ineficiente protección, y los ingleses una especie de saco que impedía respirar a los soldados. El frente occidental fue especialmente cruento, cuando en él se estabilizaron los dos frentes en un interminable línea de trincheras (más de 800 kilómetros), con alambre de espino y piezas de artillería, de tal manera que cualquier ataque suponía una carnicería, ya que consistían en hombres corriendo hacía las trincheras enemigas tras el toque de silbato con rifles con una bayoneta calada (la cual no dejaba de ser otro símbolo de un tipo de guerra ya pasada), uniformes poco adecuados para correr (lanas, algodones, botas pesadísimas, etc.), y un campo lleno de socabones, alambres de espinos y barro, mucho barro. Al otro lado esperaban nidos de ametralladoras disparando como si de una fería se tratara. Los resultados desastrosos. Mientras tanto, los que tomaban las decisiones, muy alejados del frente, alojados en cómodos palacios y villas en función de su rango militar, y bien alimentados, ordenaban una y otra vez asaltos para que jóvenes de sus naciones dieran su vida para defender imperios que ya estaban prácticamente muertos. Uno de estos individuos fue "El Carnicero de Somme", es decir el mariscal de campo Douglas Haig (que era inglés, pero hay ejemplos en los dos bandos). Él -curtido en las batallitas de las de antes- aplicó una y otra vez las cargas de soldados sobre la línea de trincheras enemigas, previa descarga de artillería sobre el enemigo. Ésta última hacía poco daño al sistema de trincheras elaboradas y resistentes de los alemanes, tras terminar las descargas de artillería y entre que calamos bayoneta y nos tomamos el té, los alemanes salían de sus agujeros hormigonados, colocaban sus ametralladoras MG08 y a matar hombres como si fueran moscas. Un error se puede cometer una vez -lo que podría ser humanamente comprensible- pero el tal Haig repetía la jugada una y otra vez, de tal manera que en la batalla de Somme causó la muerte de más de 300.000 hombres y muchisimos más heridos (la mayoría de ellos con horrendos daños), llegando hasta un millón de afectados entre muertos y heridos. El resultado fue que el tal Somme fue premiado por Jorge V con su nombramiento como Conde de Haig. En fin sin comentarios. Se podrían contar infinidad de aspectos de esta guerra, lo más lamentable es que la humanidad repitió la jugada (a una escala más brutal en lo que se refiere a muertos, tal vez no en el tipo de frente de guerra para los soldados, aunque la guerra en Asia fue especialmente cruenta) escasamente 20 años después, también iniciada por Alemania.
Todo este rollo es para indicar que el cine ha reflejado muy bien este sin sentido, y os quería dejar una de las que considero mejores para entender esta guerra: "Senderos de Gloria" (Paths of Glory) 1957 de Stanley Kubrick, y con un papelón de uno de los mejores actores -por fortuna todavía vivo (102 años)- Kirk Douglas en el papel de Coronel Dax. Tras una ofensiva del ejercito francés para tomar la colina de las hormigas, la cual termina en desastre, el principal responsable del fracaso (los que estaban en su palacios alejados del frente como comentaba más arriba) monta un consejo de guerra y busca a tres soldados para fusilar y que esto sea escarmiento para el resto. El papel de Douglas es absolutamente espectacular en la defensa de los soldados. Una peli imprescindible.


13 de diciembre de 2018

Continuamos con el engaño: si compras un coche nuevo emites menos CO2

Esto de la contaminación urbana da mucho juego ya que no hay nada como analizar datos para darse cuenta del grado de simplificación, y en muchas ocasiones manipulación interesada, al que nos someten. Un caso claro es el típico mensaje "cambiar de coche supone menos emisiones y menos contaminación". Es un claro mensaje simplista, pongamos algún ejemplo:

Fulanito A tiene un coche "pestilente" -de esos de antes del 2005- que supuestamente contamina mucho, pero fulanito cuida su coche, cambia aceites y filtros, conduce de forma respetuosa sin acelerones bruscos ni frenazos innecesarios y procura ir a una velocidad moderada. Además, y lo más importante, hace unos escasos 8000 km al año (el 2% por la ciudad, ya que prefiere ir en transporte público) con su "pestilente" utilitario. Como su coche va bien y fue una inversión costosa para su maltrecha economía del año 2000 quiere tenerlo hasta que ya no quede más remedio que cambiarlo (es decir, deje de funcionar para siempre). Lo cual parece que tiene sentido si seguimos el principio de maximizar el uso de cualquier producto de consumo, ya que éste se ha fabricado con recursos naturales, la mayoría no renovables.

Fulanito B tiene un flamante coche de 2014, es un conductor agresivo ya que con su SUV de 2014 se siente dominador de la carretera (e incluso de la ciudad como le recuerda la machacona publicidad engañosa del lobby de turno que le incitó a cambiar de coche, "siente la ciudad como tuya", "siente el dominio", y demás mensajes perversos...). No es nada cuidadoso con el mantenimiento, hace 50.000 km al año (el 45% por la ciudad) y cambia de coche cada 4 años siguiendo los machacones mensajes de las autoridades. Además cada vez que cambia de coche busca uno de mayor tamaño y cilindrada, para incrementar la sensación de dominio a la cual ya se ha acostumbrado.

Fulanito A en los días de alerta por contaminación no puede viajar en coche por el centro de alguna ciudad (con su pequeño utilitario). Por el contrario, Fulanito B puede entrar con su SUV (grande, muy grande) en el centro, ocupando más vía pública y en caso de atropellar algún peatón mientras hace negocios por el móvil (el conductor no el peatón) le va a causar más daños (al peatón no al conductor) que un coche pequeño. No parece la más justa de las situaciones ¿no? Pero vamos a los datos. La huella de carbono de la fabricación de un coche puede ser bastante alta, pongamos que unas 17 toneladas. Es decir, que al comprar un coche nuevo el cliente que lo ha comprado ya ha producido todo ese CO2 (más los contaminantes correspondientes), lo cual supone que si un coche medio produce unos 185g/km, al sacar el coche nuevo del concesionario ya ha recorrido el equivalente a 92.000 km (si como suena), es decir que Fulanito B en lo que va de siglo ha recorrido 1.314.000 km en sus coches mientras que fulanito A ha recorrido 236.000 km con su único coche. Pero sin embargo Fulanito A no puede circular por el centro de la ciudad ya que "contamina más" que Fulanito B ¿curioso? A esto se le llama el mundo al revés.

El problema de los políticos, y de España en general, es que no se toman las medidas a tiempo y con cabeza. El Estado (que se entiendan con ello las infinitas administraciones que malgestionan España) ha incrementado el problema fomentando el uso del coche (precios de vivienda por las nubes, gente viviendo a muchos kilómetros de su trabajo, megaciudades insostenibles, etc.) y ahora cuando el aire es irrespirable busca paños calientes para arreglar lo que no ha sabido gestionar desde hace muchos años. España es de los pocos países que en sus telediarios nos cuentan como van las ventas de coches, es decir si se venden más coches España va bien, en caso contrario mal. La cantidad de anuncios de coches en radio, televisión, prensa, etc. es realmente insoportable, fomentando de forma machacona el consumo de coches, ya que supuestamente es bueno ¿Desde cuándo es bueno cambiar con mucha frecuencia un bien de consumo para el medio ambiente? parece mucho más lógico agotarlo al máximo para reducir su huella ecológica.

Después de la crítica algunas posibles soluciones:

-Maximizar los impuestos a los que hacen más kilómetros por ciudad.
-Sancionar con mayor intensidad y seriedad los actos incívicos al volante (con especial dureza en las ciudades).
-Reducir carga de impuestos a familias que no tienen coche.
-Reducir carga de impuestos a empresas y organismos que fomentan la movilidad sostenible entre sus empleados.
-Reducir carga de impuestos a familias que minimizan distancia a centros de trabajo.
-Peatonalizar alrededores de colegios para fomentar hábitos saludables entre los futuros ciudadanos (si un niño todos los días de su vida ve que su progenitor aparca su SUV urbano en la acera al lado del colegio......que hará de mayor.....).
-Peatonalizar centros urbanos.
-Prohibir vehículos grandes, 4x4, SUV "urbanos", y demás trastos en zonas céntricas o calles estrechas.
-Sancionar anuncios de coches "peligrosos" y anuncios agresivos de coches.
-Limitar cilindradas de los vehículos en ciudad (insisto Fulanito A no puede circular por el centro pero un macro todoterreno recién comprado si......)

Al final todo radica en una falta de visión global, por tanto ambiental, de los problemas relacionados con la movilidad urbana.



9 de diciembre de 2018

Monasterio de Monsalud: viaje al cisterciense alcarreño

El Monasterio de Monsalud se encuentra en Córcoles, pueblo alcarreño en la provincia de Guadalajara. En estas tierras, ricas en agua y de paisajes diversos, se encuentran los restos de uno de los más importantes cenobios medievales de la provincia de Guadalajara. Hay otros, como el de Bonaval, Buenafuente del Sistal o el de Óvila, pero este tiene un encanto particular debido a una mezcla de ruina y conservación. Tras su abandono, como consecuencia de la tormenta liberal de Mendizábal, las ruinas se apoderaron del convento. Gracias a una restauración parcial en las últimas décadas podemos disfrutar de este monumento. Este monasterio cisterciense fue fundado en el S.XII. El Cister se caracterizaba por una vida más austera que otras órdenes religiosas, con un fiel seguimiento de las Reglas de San Benito -con su mandato ora et labora-. Durante el S.XII la repoblación de tierras reconquistadas facilitó la creación de monasterios para la organización de los territorios entorno a ellos. El monasterio se organizaba en la figura del abad, el cual tenía plena jurisdicción. El primer abad procedía del Monasterio de Scala Dei en los Pirineos franceses. Desde su creación el monasterio fue creciendo y ganando terrenos, pero en el S.XV la mala gestión fue empobreciendo el monasterio, y en el S.XVI la Congregación de la Observancia de Castilla (vamos, como una auditoría externa junto con un Tribunal de Cuentas actuando al mismo tiempo) permitió la recuperación económica del monasterio.
Lo primero que vemos al entrar es la Portería (S.XVII) con la representación de Dios en lo alto y San Benito y San Bernardo en el nivel inferior. Además, podemos contemplar dos relojes de sol, uno en cada extremo de la fachada de la portería. Destaca la iglesia, la cual no se terminó, con un estilo preludio del gótico. En su interior hay dos sacristías (la antigua, más pequeña, y la ampliación). El claustro, vestíbulo y sala capitular se encuentran en bastante buen estado, estando en peor estado de conservación las dependencias de los monjes. Además, también tiene una bodega adjunta al edificio principal. Durante el S. XVII y el XVIII se producían importantes peregrinaciones para rezar a la Virgen de Monsalud, la cual sanaba de las típicas dolencias de la época, como el mal de ojo o a los endemoniados.
En definitiva, se trata de una visita interesante para el fin de semana, en sus alrededores podremos disfrutar de pueblos de gran belleza, como son Durón, Casasana, o Budia (por citar algunos, ya que todos los pueblos alcarreños tienen un encanto particular). Además de pueblos auténticos, podemos encontrar una rica historia de construcciones hidráulicas, destacando la presa de Bolarque que data de 1910.
El monasterio se encuentra a unos 60 km de Guadalajara y a unos 115 km de Madrid y abre sábados (mañana y tarde) y domingos (por la mañana).




2 de diciembre de 2018

Hereditary: terror del bueno

Resultado de imagen de hereditaryHoy toca una de cine. Hace mucho tiempo que no veía una peli de terror, y más aún una buena película de terror, es decir de miedo muy intenso. Últimamente se confunde el terror con el susto fácil o directamente con el gore más desagradable. Por fortuna, el cine actual produce entre estertores alguna película buena y este es el caso de Hereditary. Es una película dirigida por el norteamericano Ari Aster (su opera prima). En mi opinión es una buena película de terror, ya que el espectador siente miedo durante gran parte de la película, en ocasiones intensamente, se produce una sensación de desasosiego en cada fotograma y debido a la curiosa puesta en escena esa sensación se potencia. Por desgracia, hay alguna escena un poco desagradable que se podría haber ahorrado perfectamente sin restar claridad a la película. La trama comienza con la muerte de la abuela de la familia, explicando de forma no muy clara la mala relación con la hija (Antonia Collette) (madre de dos hijos, Alex Wolff y Milly Shapiro). A lo largo de la película se desarrollan extraños acontecimientos siendo el padre (Gabriel Byrne, un actor muy solvente que da mucha credibilidad a los papeles que hace) la única figura normal de la familia. También está muy lograda la sensación de aislamiento de la familia, tanto físicamente (casa aislada en el campo) como del resto de la gente. El papel que hace la madre (Antonia Collette) es espectacular. Como siempre no os cuento mucho para no fastidiar al que quiera verla. Esperemos que a este director no le pase como a M. Night Shyamalan del Sexto Sentido (peli de 1999, ya ha llovido...), que tras una buena peli (tal vez sobrevalorada) el nivel decayó en picado, cito esto ya que la madre del prota del Sexto Sentido era la misma actriz que la madre de esta película......