Ya va quedando menos para lo inevitable: otro confinamiento

La verdad es que no me alegro nada de tener que escribir esta entrada. Durante estas semanas vemos como la pandemia de la COVID19 avanza casi sin control por nuestra nación y por el resto del mundo. En España, durante marzo, abril y junio se confinó a toda la población debido a que teníamos las tasas de mortalidad más altas del mundo (al menos del mundo que monitoriza las enfermedades). Con esta medida drástica se freno la transmisión, pero comenzó el inevitable proceso de ruina económica. Después nos adentramos en inefable "nueva-normalidad", que básicamente consistía en querer seguir haciendo lo de antes cuando era evidente que no se podía (vacaciones, terrazas, discotecas, puticlubs, barcos turísticos, turistas que entraban en España sin ningún control, etc.), todo permanecía abierto para mantener el sacrosanto negocio del turismo. Incluso se llegó a llamar al turista patrio en zonas donde habitualmente suele ser despreciado, ya que no esta dispuesto a pagar los robos económicos que perpetran en esas zonas o directamente son considerados como opresores terribles de un pobre pueblo oprimido (no cito lugares para no herir susceptibilidades de ningún estado de taifas). Resultado: sector del turismo arruinado y todos los españoles pagando las consecuencias (de salud y económicas), de nuevo la presión de unos pocos determina el futuro de unos muchos. Realmente volvíamos a lo de antes, a nuestros queridos 17 reinos de taifas, cada uno a lo suyo con su propia gestión y sin mirar al vecino, que cada vez más se le ve como un competidor y no como un compatriota. Lógicamente el resultado de esto no podía ser bueno. Ahora vemos -en la mayoría de estos reinos de taifas- como la pandemia campa a sus anchas, y todo por querer seguir con lo de antes, cuando eso ya no es posible. No es un problema español, le pasa a toda Europa y en general a este nefasto mundo globalizado por la economía. También hemos podido ver como aquellos representantes de los reinos de taifas más desleales -los cuales cacareaban que ellos lo hubieran hecho mucho mejor que el presidente de todos esos reinos- también pecaban de una nefasta gestión de la pandemia. Y es que como dice el refrán "donde no hay mata no hay patata" y "de donde no hay no se puede sacar nada". Mientras tanto, mantenían de nuevo entretenido al pueblo con el tema de los rastreadores o de la supuesta mejora de la atención primaria. Del tema colegios, mejor no hablar, esto daría para una cadena de entradas o incluso para un Blog. Cuando todo esto pase, ¿nos plantearemos que nuestra organización territorial es ineficiente y muy costosa? y que además en situaciones graves la mala gestión que hacen es letal (en el sentido literal del término). Además de comprobar como el "estado del bienestar" no deja de ser una bonita entelequia. Supongo que no, intentaremos hacer que todo continúe igual, cuando no sabemos ahorrar o gestionar iremos a otros países a que nos saquen "las castañas del fuego" para que la fiesta pueda continuar.......pero hay que tener en cuenta que en algún momento esos países dejarán de aportar dinero al que no lo sabe gestionar. Y ahora se nos presenta un futuro nada halagüeño, ya que los países que nos prestan para que la fiesta continúe también están arruinados, y en estas situaciones solamente el trabajo sacrificado de los ciudadanos por su país lo puede sacar adelante, pero ¿estamos dispuestos a sacrificarnos?




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