12 de abril de 2019

Sobre la chabacanería visual (y auditiva) de algunos telediarios

Hace unas décadas uno podía ver un telediario para informarse medianamente bien de lo que ocurría en España, e incluso en algunas partes del mundo (había enviados a algunas partes del mundo que hoy ni se mencionan en los telediarios). Esto ha ido cambiando, gradualmente, y poco a poco el nivel de desinformación unido a la violencia visual ha ido creciendo. Hubo un tiempo -ya muy lejano- en el que con la moderación y deontología que corresponde a cualquier profesional el presentador (uso el masculino genérico incluyendo a todo tipo de personas, independientemente de su género, religión, ideología política, o cualquier otro tipo de aspecto que pueda incluirla en alguno de los colectivos en los que a algunos tanto les gusta agrupar a las personas) anunciaba al espectador que a continuación aparecerían imágenes duras, que podían herir la sensibilidad del espectador. Esto ya es historia, se conoce que dan por sentado que la sociedad se ha embrutecido y puede soportar la zafiedad y violencia visual (y auditiva) sin sufrir lo más mínimo. Escribo esto en relación al nivel que están alcanzando los telediarios, o al menos algunos (no puedo ver todos), en los cuales sin el más mínimo aviso previo te pueden poner desde como se maltrata a una anciana por parte de una malnacida y mal llamada cuidadora, o como un padre embrutecido agrede delante de su hijo al arbitro o al entrenador por la más absoluta de las nimiedades. Tal vez esto sea un reflejo de una sociedad que poco a poco ha ido perdiendo los valores, o simplemente sea reflejo de una televisión mala, realizada por zafios y chabacanos que buscan el morbo fácil para incrementar la audiencia. Es curioso, en alguno de estos telediarios a continuación de ese trozo de violencia gratuita e innecesaria se mete una noticia sobre la importancia de educar a los hijos en la tolerancia y en la no violencia, o en los buenos modales al volante para llegar a la cifra de cero accidentes en España. También se puede incluir "la noticia" del estreno de algún bodrio de película (con su buena dosis de violencia) financiada por la misma cadena. El ser humano tiene la violencia en su interior, algunos individuos más y otros menos, pero está ahí, lo que hay que hacer es intentar entender que no puede ser normal mostrar algo tan violento (como los ejemplos que he puesto antes) sin el más mínimo aviso o incluso cambio en el tono de voz del presentador. Esto último es algo curioso, ya que suelen presentar con el mismo tono el nacimiento de un niño que el asesinato de una persona. En fin, lo mejor apagar la TV, y si es posible enviarla a un centro de tratamiento de residuos peligrosos.......

4 de abril de 2019

La etiqueta "ecológica" de los coches

Hace poco he leído un artículo en la revista del OCU que me ha hecho reflexionar sobre la mal llamada etiqueta ecológica de los coches. Resulta que en España los coches se clasifican con una etiqueta en función de lo "ambientalmente respetuosos" que son. De tal manera que podemos tener la máxima categoría con la "Etiqueta 0" ("cero emisiones", lo cual es mentira, ya que todo el proceso de construcción y mantenimiento del coche emite entre otros muchos gases CO2). Luego hay etiquetas "ECO", "C" y "B" (la peor). Hay que tener en cuenta que hay coches pequeños de gasolina que contaminan igual o menos que muchos coches híbridos no enchufables, y que los híbridos enchufables de gran cilindrada. Ya empezamos mal, resulta que el etiquetado (como casi todos) no refleja la realidad, y por tanto son un engaño para los usuarios, o ¿tal vez no? igual es una forma de acallar conciencias......
Un ejemplo sencillo, en alguna ciudad de España cuyo nombre no menciono, un Porche Cayenne híbrido enchufables de 462 CV de potencia y velocidad punta de 253 km/h, 3000 cm2 de cilindrada, y 2.300 kg de peso, y que ocupa una superficie de casi 10 metros cuadrados, costando la friolera de unos 100.000 euros recibe la etiqueta "ECO". Por el contrario, un Renault Twingo de 900 cm2 de cilindrada y de 943 kg de peso, él cual ocupa unos 6 metros cuadrados y cuesta apenas 12.000 euros recibe la etiqueta "C". Increíble, pero el primero es más "ecológico" que el segundo. Ejemplos como este, y muchos otros, invalida este etiquetado que debería tener en cuenta muchos factores (fácilmente cuantificables) a la hora de otorgar este etiquetado, tales como la superficie ocupada, el peso, la intensidad de uso y mantenimiento, etc. De momento no hay vehículos de cero emisiones en el mercado, eso es una mentira como una casa. Los coches además de emisiones, ocupan espacio público, y además a mayor peso más peligro para los peatones. La forma más sencilla e igualitaria de tratar este tema es sencilla, los coches no deben estar en los centros de las ciudades. Con esto evitamos este perverso clasismo ambiental que se han inventado para continuar dando aliento a una industria que esta tocando fin, al menos como movilidad urbana. Pero como siempre, es mejor alargar el problema que atajarlo. Otro día hablaremos de donde se obtiene el litio para las baterias y los residuos que eso genera, pero de momento seguiremos con la cantinela de "cero emisiones".